PROLOGO
Escribo sobre este viaje realizado con Barbancho porque lo
considero uno de los mejores viajes que he realizado en mi vida y sobre todo
porque fue el broche a un año fantástico y la consecución de una Eurocopa. El
hecho de que fuera una final de una Eurocopa y sobretodo el ser un viaje
relámpago y sin tener nada reservado fue lo que lo hizo aún más mágico.
Para poder hablar de este viaje hay que especificar que todo
comenzó con una “Barbanchada” (bendita “Barbanchada”), resumiendo, Barbancho
compró 3 entradas para la final con un alto valor cada una de ellas, nuestra
principal misión era conseguir revenderlas y así no perder dinero, esta
historia la cuento por las experiencias que vivimos, en ningún momento le voy a
dar valor al precio de las entradas, ni por cuanto las llegamos a vender, ni a
quien se las vendimos, etc. Nuestra reventa no fue voluntaria, tuvimos que
revender para recuperar un dinero que ya estaba perdido gracias a la UEFA que
no dio ninguna facilidad para descambiarlas o simplemente rechazarlas. Esta
entrada de blog sólo es para resumir el viaje más loco y a la vez más cuerdo
que he realizado en mi vida.
CAPITULO I
Este viaje comenzó el día 28 de Junio de 2012 cerca de las
10.30 de la mañana, aunque para hablar sobre el inicio verdadero habría que
irse un día antes justo después del partido España-Portugal en Lumumby 10. Fue
un viaje sin preparar ya que no estaba 100% seguro que lo fuéramos a realizar
puesto que dependíamos de España, el partido lo vivimos allí, en Lumumby 10,
junto con Jere, Mably, Laura, Mina, Irene y Alessandro entre otros.
Tuvimos que sufrir hasta los penaltis para saber lo que nos depararía el futuro, puedo decir que fue el partido con más tensión que he vivido en mi vida, es más, por momentos hasta me daba igual perder (tonto de mí), pero fue ver a los polacos (al calvo y a la tiparraca del Magic) odiando a los españoles y celebrando todas las oportunidades de los portugueses lo que me hizo reaccionar y saber que España iba a ganar ese partido, que coño, esa Eurocopa, la nuestra. La celebración no tuvo precio, entre la alegría de poder vivir una final de Eurocopa, la rabia de restregárselo por la cara a los polacos y la pena de dejar Lumumby y el Erasmus de aquella manera hizo que fuera una celebración un poco peculiar, pero bueno, hubo tiempo para recuperarse (¡y tanto!), ese día tocaba las despedidas y demás, ya que era nuestro último día en Lumumby y en Lodz, pero antes de nada teníamos que conseguir nuestro salvavidas llamado GPS, gracias a nuestro colega Piña pudimos obtenerlo en menos de 10 minutos, ahora sí que sí, tocaba el momento de las despedidas, entre penas y alegrías nos tomamos las que iban a ser nuestras últimas cervezas por Lumumby.
Tuvimos que sufrir hasta los penaltis para saber lo que nos depararía el futuro, puedo decir que fue el partido con más tensión que he vivido en mi vida, es más, por momentos hasta me daba igual perder (tonto de mí), pero fue ver a los polacos (al calvo y a la tiparraca del Magic) odiando a los españoles y celebrando todas las oportunidades de los portugueses lo que me hizo reaccionar y saber que España iba a ganar ese partido, que coño, esa Eurocopa, la nuestra. La celebración no tuvo precio, entre la alegría de poder vivir una final de Eurocopa, la rabia de restregárselo por la cara a los polacos y la pena de dejar Lumumby y el Erasmus de aquella manera hizo que fuera una celebración un poco peculiar, pero bueno, hubo tiempo para recuperarse (¡y tanto!), ese día tocaba las despedidas y demás, ya que era nuestro último día en Lumumby y en Lodz, pero antes de nada teníamos que conseguir nuestro salvavidas llamado GPS, gracias a nuestro colega Piña pudimos obtenerlo en menos de 10 minutos, ahora sí que sí, tocaba el momento de las despedidas, entre penas y alegrías nos tomamos las que iban a ser nuestras últimas cervezas por Lumumby.
CAPITULO II
Estamos a día 28 de junio, son las 8.00 de
la mañana y todavía no tenemos recogido el cuarto, ni siquiera nuestro
equipaje, mucha tensión ya que veíamos que no nos daba tiempo, teníamos que
recoger todo en menos de una hora puesto que teníamos que recoger el coche de
alquiler a las 10.00 de la mañana y sobretodo teníamos que llegar a Varsovia
antes de las 13.00 ya que teníamos que renovarnos el pasaporte (Barbanchada
elevada al cuadrado con un poquillo de Juanillada).
Total, que recogimos el coche tarde (sobre las 11.00 u 11.30), veíamos ya que nuestro viaje comenzaba mal puesto que teníamos que estar antes de las 13.00 en Varsovia y ya no nos daba tiempo. Tras unas cuantas llamadas a la Embajada y la seguridad de que nos iban a esperar hizo del viaje un poco menos estresado.
Total, que recogimos el coche tarde (sobre las 11.00 u 11.30), veíamos ya que nuestro viaje comenzaba mal puesto que teníamos que estar antes de las 13.00 en Varsovia y ya no nos daba tiempo. Tras unas cuantas llamadas a la Embajada y la seguridad de que nos iban a esperar hizo del viaje un poco menos estresado.
Pero para sorpresa, sólo subirnos al coche empezamos a
buscar el mechero para conectar nuestro “salvavidas” más conocido como GPS y
resulta que el coche que habíamos alquilado (el más tano, un Fiat Panda) no
tenía mechero. Nervios fuera (mentira), sabíamos desde un principio que este
viaje no iba a salir 100% bien, sólo tendríais que vernos (vaya 2 patas pa´ un
banco), así que sabiendo de nuestra mala suerte y sin poder hacer nada, pusimos
rumbo a Varsovia.
Llegados a Varsovia fuimos directamente a
la Embajada donde nos encontraríamos con un chaval que más o menos estaba en la
misma situación que nosotros, con entradas pero sin pasaporte.
Tras rellenar los documentos requeridos, en menos de una hora ya estábamos con nuestros pasaportes preparados para ir a Ucrania. Kiev nos esperaba, ya un poquito más relajados tuvimos tiempo para darnos una vueltecilla por Varsovia y disfrutar un poco de la capital de Polonia y de su Fan Zone.
Tras rellenar los documentos requeridos, en menos de una hora ya estábamos con nuestros pasaportes preparados para ir a Ucrania. Kiev nos esperaba, ya un poquito más relajados tuvimos tiempo para darnos una vueltecilla por Varsovia y disfrutar un poco de la capital de Polonia y de su Fan Zone.
CAPITULO
III
Con los pasaportes en mano y ya más tranquilos, podíamos
confirmar la entrada a Ucrania y lo más importante, nuestra presencia en la
final de la Eurocopa. Antes de ponernos rumbo a Kiev, contactamos con Jere para
pedir un poquillo de ayuda.
Al final, el desastre del GPS lo solucionamos gracias a Jere y a Google Maps. Jere nos envió un mensaje con todas las ciudades que pasaban por nuestra trayectoria y ya, sólo nos quedaba estar atentos a la carretera e ir yendo tachando ciudades aunque también hay que agradecer a la UEFA estos magníficos carteles que podréis ver a la derecha.
Al final, el desastre del GPS lo solucionamos gracias a Jere y a Google Maps. Jere nos envió un mensaje con todas las ciudades que pasaban por nuestra trayectoria y ya, sólo nos quedaba estar atentos a la carretera e ir yendo tachando ciudades aunque también hay que agradecer a la UEFA estos magníficos carteles que podréis ver a la derecha.
Sobre las 23.30 de la noche llegamos a la frontera, un paso
menos para llegar a nuestro destino. Después de la larga espera y gracias a los
mensajes de nuestros varios informadores (Jere, Laura e Irene), pudimos saber
quién iba a ser nuestro rival en la finalísima, Italia. Alegría para mí ya que
sabía que era mucho más fácil que Alemania pero desilusión para Barbancho que
veía poco a poco cómo se devaluaba el valor de las entradas que teníamos que
vender.
Tras una hora de espera en la frontera,
nos tocó el control rutinario de nuestro coche realizado por los diferentes
policías, que se hizo un poco más largo ya que no encontraban el número de
serie del coche de lo tano que era…
Al cabo de unos minutillos, más bien tirando para media hora
pudimos pasar la frontera y decir “HELLO UCRANIA”.
Barbancho siguió conduciendo unos cuantos kilómetros más hasta llegar a una gasolinera. Después de inspeccionar un poco la zona, cenar algo que habíamos comprados en un Carrefour de Lublin y preparar el coche un poquillo, nos fuimos a dormir. ¡Ya sólo nos quedaban 500 kilómetros más!
Barbancho siguió conduciendo unos cuantos kilómetros más hasta llegar a una gasolinera. Después de inspeccionar un poco la zona, cenar algo que habíamos comprados en un Carrefour de Lublin y preparar el coche un poquillo, nos fuimos a dormir. ¡Ya sólo nos quedaban 500 kilómetros más!
CAPITULO IV
Al despertar, más o menos sobre las 8 de la mañana, podíamos
decir que estábamos en Ucrania, que nuestro sueño estaba mucho más cerca.
Una “duchita” en el baño de la gasolinera,
un desayuno con lo que nos sobró la noche anterior y ya estábamos preparados
para continuar.
Tenemos que decir que el camino a Kiev no fue muy complicado, de la frontera a Kiev fueron 500 kilómetros en línea recta, también hay que decir que la puta recta siempre era igual (era un bucle siguiendo este orden: bosque-tanos en bicicleta-parada de autobús en la intemperie-desvíos a la derecha para pueblos tanos-tartanas-tanos vendiendo frutas en la carretera).
Tenemos que decir que el camino a Kiev no fue muy complicado, de la frontera a Kiev fueron 500 kilómetros en línea recta, también hay que decir que la puta recta siempre era igual (era un bucle siguiendo este orden: bosque-tanos en bicicleta-parada de autobús en la intemperie-desvíos a la derecha para pueblos tanos-tartanas-tanos vendiendo frutas en la carretera).
CAPITULO V
¡Kiev a la vista!
Sobre las 13.30/14.00 llegamos al centro de Kiev (aunque creíamos estar en otra ciudad, ya que los carteles estaban en cirílico y no teníamos ni idea de si era Kiev u otra ciudad, hasta que un empleado de una gasolinera nos lo corroboró)
Sobre las 13.30/14.00 llegamos al centro de Kiev (aunque creíamos estar en otra ciudad, ya que los carteles estaban en cirílico y no teníamos ni idea de si era Kiev u otra ciudad, hasta que un empleado de una gasolinera nos lo corroboró)
Pues sí, estábamos en Kiev, sólo nos
quedaba buscar la Fan Zone, el estadio de fútbol y las diferentes zonas donde
poder vender nuestras entradas.
Nuestro primer paso fue la mítica visita a
nuestro restaurante favorito “McDonald’s”.
Después de comer y más descansados nos pusimos en busca de un
supermercado que nos pudiera proveer.
Después de proveernos un poco tuvimos tiempo para poder hacer turismo en Kiev, lo aprovechamos para dar una vuelta en coche por la ciudad y ver los diferentes monumentos de la capital de Ucrania y también para aprovechar y buscar una buena zona donde poder dormir por la noche (pudimos encontrar un sitio perfecto para poder dormir en el coche sin que nadie nos molestara).
Después de proveernos un poco tuvimos tiempo para poder hacer turismo en Kiev, lo aprovechamos para dar una vuelta en coche por la ciudad y ver los diferentes monumentos de la capital de Ucrania y también para aprovechar y buscar una buena zona donde poder dormir por la noche (pudimos encontrar un sitio perfecto para poder dormir en el coche sin que nadie nos molestara).
A la mañana siguiente el primer paso fue ir al baño de la estación para poder verificar si tenían duchas (mal asunto, ¡NO TENÍAN!). Así que tocó un poquillo de lavado de gato en esos días. Podemos decir que hasta nos sentimos alguna vez familiarizados con algunos vagabundos que eran asiduos a nuestros lavados de gato, ninguno de ellos faltaba a la cita de la mañana.
El resto del día lo invertimos en conocer
el ambiente, tantear a las personas con el tema de la reventa y ver si había
algún problema con la ley.
Al ver que todo estaba correcto nos pusimos manos a la obra (he de decir que el
primer día no fue muy bueno, además de sentirnos un poco nuevos e intimidados,
la gente no estaba dispuesta a pagar lo que exigíamos).
No duramos mucho en conocer unos cuantos reventas españoles
desesperados, llegamos a hablar con un hombre que había hecho reventa durante
toda la Eurocopa y que llevaba más de 1.500 euros palmados, he de decir que nos
alegramos mucho al escuchar eso, puesto que nuestra reventa no era con fines de
obtener beneficios.
Así que después del duro día y con el cansancio del viaje,
decidimos que lo mejor era irse a dormir y pensar en el “mañana será otro día”.
Nuestro Fiat Panda nos estaba esperando.
CAPITULO
VI
Nos encontrábamos a día 30 de Junio (el último día antes de
la final), llegaba el momento de ponerse el mono de trabajo y poder así vender
de una vez por todas las dichosas entradas de la final. 10 de la mañana,
despiertos y “aseados” volvimos a nuestra zona asidua, la entrada de la Fan
Zone.
Después de varias horas sentados y sin afluencia de futuros compradores tuvimos la ocasión de conocer a un periodista ecuatoriano que trabajaba para un periódico latinoamericano en París (disochos son los ojos del que ve), la mañana con él fue mucho más amena.
Después de varias horas sentados y sin afluencia de futuros compradores tuvimos la ocasión de conocer a un periodista ecuatoriano que trabajaba para un periódico latinoamericano en París (disochos son los ojos del que ve), la mañana con él fue mucho más amena.
Después de comentarle nuestras historias llegó su turno, después de comentarnos que se sentía un poco sólo por Kiev, no tardó en deleitarnos con unas más que curiosas historias de periodista mediocre.
He de decir que me resultó una persona muy simpática, gracias a él pudimos enterarnos del conciertazo de Elton Jhon y Queen al que no dudamos en asistir.
También he de comentar que saldremos en un artículo de su revista (quizás no exista tal artículo, pero por dudar, quizás no exista ni la tal revista)
Por la tarde nos encargamos de ir a la
federación española para poder ver si quedaban muchas entradas disponibles, la
mala suerte corría de nuestra parte ya que habían muchas entradas disponibles
todavía, yo aproveché y reservé 2 entradas de tercera categoría para poder
confirmar nuestra asistencia en la final.
En este punto tengo que decir una y otra vez más que la UEFA robó a todos los que asistieron a la final puesto que las entradas de tercera y segunda categoría eran prácticamente en el mismo sitio del estadio y la diferencia entre ambas eran de más de 200 euros.
En este punto tengo que decir una y otra vez más que la UEFA robó a todos los que asistieron a la final puesto que las entradas de tercera y segunda categoría eran prácticamente en el mismo sitio del estadio y la diferencia entre ambas eran de más de 200 euros.
CAPITULO VII
Y llegó el ansiado día, ya era 1 de Julio de 2012, el día en
el que íbamos a ser tricampeones de Europa, el día en el que íbamos a ser el
record histórico de conseguir el triplete.
Pero unas cuantas horas antes de que
ocurriera eso, nosotros todavía seguíamos con nuestras pesadas entradas de alto
valor, recorrimos las calles una y otra vez y siempre nos encontrábamos con la
misma respuesta: “muy caro”.
Fuimos de un lado para otro y del otro para el otro, visitamos el estadio, la Fan Zone, las principales calles de Kiev y no había manera, el ver a muchos reventas desesperados nos desesperaba más aún a nosotros.
Hasta que al fin, llegó una pareja de rusos y tras regatear un poco pudimos encasquetarles 2 entradas, a Barbancho le quitaron un peso enorme de encima, ya sólo quedaba una por vender.
Nos acercamos otra vez más al estadio y mientras Barbancho se paseaba con el cartelito yo conversaba con los demás reventas hasta que apareció él, un chaval de 25 años vestido con la camiseta de la Azurra, un poco preocupadillo pero tampoco le daba mucha importancia a lo que nos tocaba vivir, tras varios minutos conversando con él hicimos un trato, él se iba a venir a la zona de los españoles en la final e íbamos a vender las 2 entradas de la zona italiana, mucho más fácil venderlas juntas que separadas, así que finalmente acertamos.
Fuimos de un lado para otro y del otro para el otro, visitamos el estadio, la Fan Zone, las principales calles de Kiev y no había manera, el ver a muchos reventas desesperados nos desesperaba más aún a nosotros.
Hasta que al fin, llegó una pareja de rusos y tras regatear un poco pudimos encasquetarles 2 entradas, a Barbancho le quitaron un peso enorme de encima, ya sólo quedaba una por vender.
Nos acercamos otra vez más al estadio y mientras Barbancho se paseaba con el cartelito yo conversaba con los demás reventas hasta que apareció él, un chaval de 25 años vestido con la camiseta de la Azurra, un poco preocupadillo pero tampoco le daba mucha importancia a lo que nos tocaba vivir, tras varios minutos conversando con él hicimos un trato, él se iba a venir a la zona de los españoles en la final e íbamos a vender las 2 entradas de la zona italiana, mucho más fácil venderlas juntas que separadas, así que finalmente acertamos.
Tras varios “clientes” que siempre se echaban para atrás en
el último momento, pudimos encontrar una paraje de Azerbaiyán y pudimos cerrar
el trato por dinero y unas cervecilla juntos.
Al fin, nos sentíamos liberados, eran las
14.00 de la tarde y teníamos más de 6 horas por delante para por fin poder disfrutar
de una final de Eurocopa.
Así que ¡a disfrutar! Fuimos al coche a
soltar unas cosas y Barbancho recogió su EUROCOPA de cartón (que según él decía
que iba a salir en todas las teles) y yo mi traje de torero.
Ya estábamos preparados para darlo todo en la finalísima.
Ya estábamos preparados para darlo todo en la finalísima.
Llegamos al centro y fuimos el centro de
atención, personas, periodistas, fotógrafos, etc. todos nos buscaban. Puedo
decir que en un minuto nos pudimos hacer más de 100 fotos seguidas, fue
bestial. Hicimos más de 3 entrevistas para diferentes radios o televisiones
ucranianas.
Estuvimos en la Fan Zone bebiendo unas cervecillas y paseándonos
un poco hasta las 20.45 que fue el momento en el que nos encaminamos rumbo al
estadio.
CAPITULO
VIII
¡Por fin! Podíamos decir que estábamos en el Estadio, ya
pasara lo que pasara lo íbamos a vivir, no nos habían matado, no nos habían
robado, no habían hecho tráfico con nuestros cuerpos como nos advirtieron en la
frontera, estábamos en la final de la Eurocopa dentro del Estado Olímpico de
Kiev.
Antes del partido pudimos ver el espectáculo
previo a la final, la piel de gallina en todo el momento, “chapó” por el espectáculo,
me encantó y para poner el broche final ver a Oceana en directo cantando el “Endless
Summer”, ya estaba el espectáculo terminado, ¡mentira! el espectáculo no había
hecho nada más que comenzar.
Barbancho no bajaba la copa de cartón nunca y eso conllevó a
que nos tuviéramos que cambiar de asientos (buen acierto)
Estuvimos a pie del estadio viviendo cada oportunidad fallada hasta que entró el primero y luego el segundo y así hasta llegar al cuarto, fue todo una fiesta. También he de decir que eso conllevó también a que Barbancho saliera en el Marca (Objetivo cumplido para él)
Estuvimos a pie del estadio viviendo cada oportunidad fallada hasta que entró el primero y luego el segundo y así hasta llegar al cuarto, fue todo una fiesta. También he de decir que eso conllevó también a que Barbancho saliera en el Marca (Objetivo cumplido para él)
La fiesta dentro del estadio si que fue un
espectáculo, los 90 minutos cantando, saltando, haciendo la ola, etc. No faltó
de nada en el partido, nos fue de cara desde el primer minuto hasta el último,
pudimos ver a los futbolistas con la copa desde muy cerca, pudimos cantar el
himno español, bueno el que dice cantar dice tararear y nos pudimos dejar la
voz en cada cántico.
En resumen, la mejor experiencia a nivel futbolístico en mi
vida, no cambio nada de todo este viaje… me quedo con los buenos momentos, los
malos y con todo lo que nos pasó, y sobre todo con el tontorrón del Barbancho
que me aguantó todo el viaje.
CAPITULO IX
Y ya por último, quedaba la vuelta a casa.
Minutos después de haber finalizado el partido, vimos como
España recogía la copa, como la enseñó al público (la pudimos ver muy de cerca)
y las diferentes celebraciones como la del capote de Sergio Ramos, no pudimos
ver mucho más, era el momento de la vuelta a casa puestos que en menos de 17
horas teníamos que coger un avión que nos llevara de vuelta a casa, iba a ser
la última experiencia del Erasmus.
Tocaba hacer la heroica puesto que el coche lo teníamos que
devolver antes de las 12.00 de la mañana y 12 horas era más o menos lo que se
duraba en coche desde Kiev hasta Lodz sin descansar.
Comienzo a contar la historia del regreso a casa puesto que
fue un poco divertido pero a la vez muy que pero muy cansado.
La primera parada fue ir al supermercado a comprar provisiones para el viaje, bueno, provisiones no, más de 3 litros de red bulls y algo para picar.
El viaje
empezó muy mal puesto que perdimos mucho tiempo en salir de Kiev ya que todas
las señales estaban en cirílico y las principales calles estaban cortadas
debido a la final de la Eurocopa, después de preguntar a varias personas y más
de 30 minutos dando vuelta entramos en una gasolinera y por fin dimos con la
persona correcta en el lugar correcto en el momento correcto, tras una charla
con mi nivelazo de inglés le expliqué lo que nos pasaba (que no teníamos GPS ni
mapa de carreteras, que no sabíamos ni donde estábamos y que teníamos que ir a
la frontera de Ucrania con Polonia), sólo terminar la explicación la chica se
ofreció a enseñarnos el camino por ella misma, así que nos subimos en el coche
y la seguimos hasta la carretera que ya os comenté, la carretera recta de 500 kilómetros,
fue una ayuda divina puesto que nos hizo recuperar todo el tiempo que habíamos perdido,
el resto del camino se hizo un poco aburrido puesto que estábamos reventados de
no haber dormido y de tener que hacer más de 800 kilómetros seguidos, todo iba
perfecto hasta que llegamos a Varsovia, íbamos perfecto de tiempo, incluso íbamos
a llegar a tiempo de devolver el coche a su hora, pero Varsovia nos lió, entre
varias preguntas a diferentes personas que decían no conocer ninguna ciudad
llamada Lodz (puede ser debido a nuestra pronunciación, pero ya nos parecía un
poco de exquisitez puesto que lo decíamos en nuestro juicio bien)
Hasta que al
fin encontramos a un carpintero en su furgoneta y le preguntamos, él nos
contestó que siguiéramos recto hasta que por fin vimos los carteles donde
señalizaban Lodz, ¿el problema?, pues que era una carretera nueva y todavía
estaba a media hacer, lo que nos produjo muchas irritaciones hasta llevarnos a
la desesperación puesto que estuvimos más de 150 kilómetros en línea recta sin
ninguna señalización y puestos que íbamos con el tiempo justo y no conocíamos
para nada el terreno, no sabíamos si nos estábamos acercando a Lodz o nos estábamos
yendo a tomar por culo.
Hubo un
momento donde Barbancho desistió y no quiso avanzar más (gracias a Dios otra
vez porque al parar nos encontramos con un camión de obreros y nos confirmó que
sólo quedaba 1 kilometro para llegar a la rotonda que por fin nos llevaba a
Lodz y así fue.
Después de
eso todo fueron bullas, llegamos con 30 o 40 minutos de retraso y teníamos que
limpiar el coche y rellenar el deposito, lo hicimos todo deprisa y corriendo.
Devolvimos el coche como estaba y al final nos cobraron de más por muchas cosas, pero no pasaba nada, habíamos conseguido el objetivo, estábamos en Lodz con tiempo para comer y para ir tranquilos al aeropuerto.
Devolvimos el coche como estaba y al final nos cobraron de más por muchas cosas, pero no pasaba nada, habíamos conseguido el objetivo, estábamos en Lodz con tiempo para comer y para ir tranquilos al aeropuerto.
En fin,
quería agradecer todo a Barbancho puesto que este viaje no hubiera sido lo
mismo sin él, ¡GRACIAS BARBA, SIEMPRE RECORDARÉ ESTE VIAJE!